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Sin consenso en la Comisión de Población y Desarrollo de la ONU

Las sesiones de la CPD han terminado sin documento final de consenso. No todos los Estados han querido reconocer los derechos reproductivos y la educación sexual como elementos necesarios para el desarrollo.

“Los cambios en la estructura de edad de la población y el desarrollo sostenible” ha sido el tema principal de las sesiones celebradas en Nueva York, y en las que ha participado la FPFE con su responsable de incidencia política. Allí se han reunido diversas agencias de la ONU lideradas por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), personas expertas, gobiernos y organizaciones sociales que trabajan por la salud y los derechos sexuales y reproductivos en todos los continentes.

Por segundo año la Comisión ha terminado su trabajo sin llegar a un acuerdo sobre el documento final, a pesar de las intensas negociaciones entre los Estados y del esfuerzo de la presidencia, que este año estaba en manos de Qatar, para adaptar el texto de manera que todos los Estados pudieran aceptarlo. Claro que esto era muy difícil cuando el documento dejaba fuera varios elementos centrales para las políticas de desarrollo: el derecho al aborto y la educación sexual integral. Numerosos países, entre ellos los de la Unión Europea, se han mostrado decepcionados, de acuerdo con las declaraciones de Finlandia y Francia, por la falta de acuerdo para incluir estos asuntos en la declaración final, lo que muestra que tanto el aborto seguro como la educación sexual, que están en el corazón de la salud y los derechos sexuales y reproductivos, no se consideran todavía como derechos humanos universales más allá de las culturas y las tradiciones nacionales.

En los debates y las sesiones plenarias sí se ha coincidido en destacar la importancia de la salud materna y de los niños/a y la necesidad de asegurar el real acceso a los servicios de salud sexual reproductiva de todas las personas, con particular atención a los/as jóvenes, para quienes se ha pedido también acceso universal a la educación y a puestos de trabajo de calidad, que contribuyen al aprovechamiento del ‘dividendo demográfico’ defendido por la ONU bajo la premisa de que ‘los países donde el número de personas jóvenes aumenta y la fecundidad disminuye pueden beneficiarse del “dividendo demográfico”, es decir, del impulso a la productividad económica que se deriva del aumento de la población activa respecto al número de personas a cargo”.

La CPD  es la principal responsable de examinar la ejecución del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo (1994).  Entre sus objetivos están también estudiar los cambios registrados en la población y su incidencia en las condiciones económicas y sociales, y asesorar al Consejo Económico y Social de la ONU al respecto.